Aprobación del Camino Neocatecumenal
20.01.12 | 17:49. Archivado en Nueva Evangelización
Comunicado de Xiphias Gladiussobre la aprobación de las celebraciones presentes en el Directorio Catequético del Camino Neocatecumenal.
En 2008 los estatutos del Camino Neocatecumenal fueron aprobados por la Santa Sede. En 2011 las “Orientaciones para los catequistas” fueron revisadas página por página y aprobadas como “Directorios Catequéticos”. Finalmente el 20 de enero de 2012, “las celebraciones presentes en el Directorio Catequético del Camino” han sido también aprobadas por Benedicto XVI (puede leerse el discurso completo en italiano aquí).
Además, Benedicto XVI en su discurso confirma lo ya aprobado sobre la Eucaristíadiciendo que “la celebración en pequeña comunidad, regulada por los libros litúrgicos, seguidos fielmente, y con la particularidad aprobada en los Estatutos del Camino, tiene la función de ayudar a cuantos recorren el itinerario neocatecumenal a percibir la gracia de ser inserto en el misterio salvífico de Cristo que hace posible un testimonio cristiano capaz de asumir rasgos incluso radicales”.
Por último el Papa Benedicto XVI encuentra en la liturgia eucarística celebrada en pequeña comunidad una vía útil para la “aproximación a la riqueza dela vida sacramental de las personas que se han alejado dela Iglesia, o que no han recibido una formación adecuada”, e indica que “la progresiva maduración en la fe del individuo y de la pequeña comunidad debe favorecer su incorporación en la vida de la gran comunidad eclesial”
Los hechos son claros y la conclusión lo es también: el Camino Neocatecumenal no le pertenece a Kiko Argüello o a Carmen Hernández, el Camino Neocatecumenal le pertenece a la Iglesia Católica. No son los “kikos” sino “cristianos católicos” los que forman parte de este itinerario de iniciación cristiana y los que, a través de él, están redescubriendo la belleza de su bautismo dentro de la renovación impulsada por el Espíritu Santo a través del Concilio Vaticano II, del que pronto celebraremos su 50 aniversario.
Estas personas, entre las que yo me encuentro, hemos descubierto la belleza de Cristo y de su Iglesia en este itinerario concreto de iniciación cristiana y este encuentro ha cambiado nuestras vidas, y nos ha permitido abandonar nuestra casa, nuestro trabajo e irnos con nuestra familia a anunciar a Jesucristo veces en silencio, sólo estando en medio de los hombres de esta generación. El Camino Neocatecumenal no es una asociación parroquial o una orden religiosa sino que es una herramienta, entre otras, que el Espíritu Santo ha suscitado principalmente para la Nueva Evangelización.
Si va usted a misa un domingo en Holanda o en Austria y ve las Iglesias vacías y los sufrimientos de tanta gente; si viaja por el Pacífico o por Latinoamérica y ve cuantos niños son bautizados exclusivamente para que no les ataque el mal de ojo; si va a China o a Korea del Norte y mira a los ojos sin vida de tanta gente; -y podría poner miles de ejemplos- entonces entenderá la urgencia de la Nueva Evangelización. En la carta encíclica Redemptoris Missio (n. 36) se habla explícitamente de esta falta de fervor a la que tiene que responder la Iglesia con el ímpetu de una Nueva Evangelización.
El Papa Benedicto XVI, tantos Obispos y Cardenales y muchos fieles han sido testigos de los frutos del Camino Neocatecumenal durante sus pocos más de cuarenta años de vida: familias en misión, Mision ad gentes, comunitas ad gentes (siguiendo las precisas indicaciones que se recogen en la Encíclica Redemprtoris Missio), vocaciones para la vida consagrada y para el presbiterado, matrimonios reconstruidos, etc.
Detrás de todo esto no hay ninguna ansia de poder en absoluto, por que si fuera por eso, tantas familias en misión, jóvenes abrazando el presbiterado o la vida consagrada, Kiko, Carmen y tantos otros catequistas laicos y yo mismo me habría quedado en mi casa donde era mas valorado y querido. Sin embargo el amor de Cristo nos empuja a partir en misión[ndr: David Atienza y toda su familia son misoneros en la isla de Guam en el Pacífico] por que aún hay gente que no conoce a Jesucristo.
En palabras de Juan Pablo II:
Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: « Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio! »(1 Cor 9, 16).
En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber de repetir este grito de san Pablo.Desde el comienzo de mi pontificado he tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica [Redemptoris Missio, n. 1].
En nombre de toda la Iglesia, siento imperioso el deber de repetir este grito de san Pablo.Desde el comienzo de mi pontificado he tomado la decisión de viajar hasta los últimos confines de la tierra para poner de manifiesto la solicitud misionera; y precisamente el contacto directo con los pueblos que desconocen a Cristo me ha convencido aún más de la urgencia de tal actividad a la cual dedico la presente Encíclica [Redemptoris Missio, n. 1].
El impulso misionero pertenece, pues, a la naturaleza íntima de la vida cristiana e inspira también el ecumenismo: « Que todos sean uno ... para que el mundo crea que tú me has enviado » (Jn 17, 21). [Redemptoris Missio, n. 31].
¿Y entonces, a qué tantas vueltas con la liturgia? Escuchemos de nuevo al beato Juan Pablo II, en su carta encíclica Ecclesia de Eucharistia (n. 44, la cursiva es mía):
«El don de Cristo y de su Espíritu que recibimos en la comunión eucarística colma con sobrada plenitud los anhelos de unidad fraterna que alberga el corazón humano y, al mismo tiempo, eleva la experiencia de fraternidad, propia de la participación común en la misma mesa eucarística, a niveles que están muy por encima de la simple experiencia convival humana. Mediante la comunión del cuerpo de Cristo, la Iglesia alcanza cada vez más profundamente su ser « en Cristo como sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano »
La Iglesia está llamada a ser una y lo sera en torno a una liturgia que resume, asume y dignifica todo lo humano, plenificándolo y haciendo de la diversidad de miembros un solo cuerpo.
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