sábado, 19 de enero de 2013

La cigüeña de la torre - No hubo encuentro entre Kiko Argüello y el secretario del Papa

http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/no-hubo-encuentro-kiko-argueello-y-secretario-papa-20130117

  • No hubo encuentro entre Kiko Argüello y el secretario del Papa
    Fue un bulo, aunque muy extendido
    Fuente autorizada del camino Neocatecumenal me desmiente la existencia del encuentro ayer u hoy de Kiko Argüello con monseñor Ganswëin. No hubo tal. También me dice que el rumor les llegó a ellos desde diferentes comunidades neocatecumenales y que a todos lo han desmentido.
    No deja de ser curioso que cada vez que sale en el Blog el tema neocatecumenal se disparan los comentarios. Señal de que interesa o preocupa a no pocos.
    Y no deja de sorprenderme la irritabilidad de algunos de esos comentarios. E incluso el odio. Puedo entender los fervores de unos y las reservas de otros. Yo, que veo a los kikos con simpatía, tengo también algunas reservas. Pero de eso a considerarles secta, cisma y cosas análogas media un abismo.
    Son un movimiento de la Iglesia a la que aman indiscutiblemente y con una entrega admirable. Que ya me gustaría ver en muchísimos católicos que los critican. Algunos de sus aspectos están ahora siendo estudiados por la Iglesia. Que dirá lo que considere oportuno al respecto y cuando lo considere oportuno. Una vez declarada la Iglesia si lo que mande no es obedecido se les podrá tachar de desobedientes o de lo que proceda. Pero ese momento no ha llegado y estoy convencido de que no llegará. Bien porque les aprueben sus peculiaridades litúrgicas o bien porque si impusiera correcciones estas serían aceptadas.
    Luego están los gustos particulares pero de ellos no se puede hacer una guerra. No es cada católico la autoridad definitoria de la Iglesia. A mí me gusta la comunión de rodillas y en la boca, no me gusta que los fieles, salvo los impedidos, no se arrodillen en la consagración, me trae sin cuidado un candelabro de siete brazos, nueve o veinticinco, creo que no es lo mismo la Biblia que Jesús Sacramentado, y que hayan hecho una edificación, grande o pequeña, en un monte de Galilea me la trae al pairo. Como si la hubieran hecho en Fátima o en el desierto de Sahara. Y más no habiéndola levantado con mi dinero sino con el suyo. Los frescos bizanizantes de Argüello no me disgustan. Sí, en cambio la guitarra. Pero eso no es por manía a Kiko sino por aborrecer el instrumento después de haber soportado mil murgas en la misa. La sardana me parece una excentricidad pero después de la misa como si les da por ir a comerse una tortilla de patatas. Yo prefiero la jota o la muiñeira.
    Pero, lo dicho. Es la Iglesia la que tiene que pronunciarse. Porque la liturgia es competencia suya. En la Última Cena, la misa por antonomasia, no hubo lecturas, homilía, ofertorio, canon... Sólo consagración y comunión. Después la Iglesia, depositaria de la autoridad por mandato de Cristo, añadió, quitó... Y a eso hay que estar. O a eso debe estar un católico.
    Los Papas han mostrado un particular afecto al Camino. Sin declararlo exclusivo ni bendiciendo todo. A mí me basta. ¿Qué hay misas del Camino en las que se pasan? ¿Y en las que no son del Camino? Todo ello es criticable. Y lo debemos criticar. Pero esa misa. No el movimiento. Mientras la Iglesia lo bendiga. Porque no parece ser que simplemente lo tolere. Las muestras pontificias son de mucho más que de una tolerancia a disgusto.
    No tardará mucho en conocerse lo que ahora está en estudio de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Cuando eso ocurra, y el Papa autorice su publicación, a eso estaré. Sea lo que sea. Porque será lo que la Iglesia quiera. Y seguiré sin ser del Camino. Hoy estoy convencido de que podré seguir teniéndoles admiración por muchas cosas y simpatía. Si estuviera equivocado y la Iglesia dijera otra cosa, en ese mismo momento depondría mi admiración y mi simpatía. Me habría equivocado. Pues a rectificar.   



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