sábado, 19 de enero de 2013

EL CAMINO A SAN FRANCISCO


JUEVES, 25 DE OCTUBRE DE 2012

EL CAMINO A SAN FRANCISCO




A pesar de que los miembros del Camino prefieren que les llamen neocatecumenales, les pasa como a los miembros de otras realidades eclesiales que son más conocidos por el nombre de su fundador, o iniciador en este caso. En todo caso, nosotros utilizamos la palabra kikos con cariño y con admiración hacia los miembros del Camino.

Como comentamos en el post de ayer los kikos han sido expulsados de la parroquia de Santiago.

Recordarán nuestros lectores que la parroquia de Santiago forma parte de la hoja de Ruta de D. Julián. El actual párroco, D. Luis Gurrucharri, sustituyó a D. Fernando Jordán en Santiago quien fue enviado a Sariñena de donde salió Satué para su vuelta triunfal a Huesca.

Con la sustitución del párroco de Santiago se mataban varios pájaros de un tiro. El pájaro más gordo (no se enfade D. Fernando que sólo es una metáfora) es D. Fernando Jordán cuya cabeza era preciso hacer rodar. D. Fernando se había manifestado demasiado y demasiadas veces en contra de los planteamientos del actual grupo dominante. El sector carca reclamaba su cabeza y ya sabemos cómo funciona esto. No se conforman con exigir un puesto para ellos sino que también exigen a quien hay que cesar. Todavía no entendemos qué necesidad tenía D. Julián de pasar por todos estos aros. En otros post hemos apuntado a que quizás D. Nicolás tuvo que organizar todo esto al sentirse presionado y amenazado por este grupo de interés al que a veces llamamos “los carcas” y otras veces algunos de nuestros lectores les llaman los curas A en contraposición a los curas B.

Los curas B son aquellos a los que se exige obediencia, se amenaza con penas canónicas y como árnica para todas las malas jugadas que reciben, el obispo les recomienda que se abracen a su cruz. Sin embargo los curas A pueden elegir sus destinos, cobran por todos sus encargos pastorales y tienen libertad para obedecer o no según las circunstancias. Por ejemplo, el actual párroco de Santiago prefirió tomar posesión de su nueva parroquia sin la compañía del obispo. Hizo como aquellos políticos del PSOE que en los últimos tiempos de ZP preferían que no participara en sus mítines porque les quitaba votos.

Volvamos a los kikos. En los ambientes eclesiales de Huesca se sabía de la difícil relación del párroco de Santiago con los neocatecumenales. En alguna ocasión D. Fernando había acudido al obispo a pedirle que les buscara otra parroquia a esta comunidad cristiana. El obispo le impuso que se tenían que quedar porque la parroquia de Santiago tenía que ser como el arca de Noé abierta a todas la realidades eclesiales, un foco de evangelización algo parecido a lo que ha dicho el cardenal de Barcelona respeto a la nueva evangelización. Sin embargo ha llegado D. Luis, el nuevo párroco, y en la primera ocasión que ha tenido les“ha invitado a irse”.

Si el obispo tenía tan claro que tenían que quedarse habrá hecho algo, pensará alguno. Pues sí, ha hecho algo. Por lo visto el obispo al recibir las quejas de los representantes de la comunidad neocatecumenal ha mostrado su malestar por las formas empleadas. ¡Por las formas! Les ha dicho que eso no son formas y que está muy disgustado.

Pues ya ven Vds. las consecuencias de la hoja de ruta de D. Julián. La verdad es que no sabemos si mandar a los kikos al extrarradio de la ciudad era algo previsto o simplemente es que el obispo no se atreve a decirle nada al nuevo párroco. Nosotros apostamos por lo segundo. Y no nos extraña que no se atreva, porque hay que ver cómo se las gasta cuando se enfada.  Y sino que se lo pregunten a 7 de sus alumnos expulsados del colegio Santa Ana por escribir en un papelito una tontadica del mosen.

Ayer hacíamos una pregunta retórica sobre el año de la fe en Huesca. A veces da la sensación de que para D. Julián la nueva evangelización está bien para los discursos y para alguna cartita, pero a la hora de la verdad en sus nombramientos prefiere a  la vieja guardia. El camino Neocatecumenal puede gustar más o menos pero lo que es claro es que en Huesca son los únicos dispuestos a hacer algo para evangelizar, para propiciar el encuentro con el Señor de gente alejada de la Iglesia. Son la infantería con la que cuenta D. Julián en Huesca. Nada tendríamos que objetar si el traslado a la parroquia de San Francisco estuviera motivado por una cuestión pastoral. Pero no es el caso. El motivo no ha sido otro que D. Luis ha dicho “no quiero kikos aquí”. 

Le pedimos al Señor que, a pesar de nosotros, el año de la fe esté lleno de gracia para la conversión de muchos en Huesca y en toda la cristiandad. Al fin y al cabo, como dice San Pablo, “por la gracia, en efecto, habéis sido salvados mediante la fe; y esto no es algo que venga de vosotros, sino que es un  don de Dios.” (Ef 2, 8)

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