martes, 11 de febrero de 2014

encuentro de Papa Francisco con el Camino Neocatecumenal


El Papa a los kikos: "Sí... pero así"

02.02.14 | 18:47. Archivado en nuevos movimientosFrancisco
  • enviar a un amigo
  • Imprimir contenido
Francisco recibió este sábado al Camino Neocatecumenal. Más de 8.000 kikos se dieron cita en el Aula Pablo VI, en la que supone la primera gran audiencia “privada” de este Papa. Un gesto importante, que no obstante esconde otros datos, palabras y hechos que, caso de no darles relevancia, podrían llevarnos a pensar poco menos que Bergoglio se ha “entregado” a este importante movimiento. Vayamos por partes.
En primer término, el lugar. El Aula Pablo VI. Un auditorio imponente, repleto de neocatecumenales. Todo un éxito… si no fuera porque la intención, y la petición expresa, tanto de Kiko Argüello como de Carmen, era la de una macro audiencia en la plaza de San Pedro, encontrándose con un rotundo “no” por parte de Bergoglio.
En segundo lugar, los términos. Francisco recibió a los kikos justo un día antes de la celebración de la Vida Consagrada, en la que acaba de hacer una alabanza de religiosos y religiosas, a los que ha dedicado 2015. Una prueba más de lo que llevamos diciendo desde hace casi un año: la Iglesia de Francisco será una Iglesia del “Nosotros”, o no será.Todos debemos sentirnos partícipes de la construcción de este edificio, como –ahora lo veremos- el propio Francisco se encargó de recordar a los kikos.
En tercer lugar, la liturgia. Francisco no participó en el espectáculo montado por Kiko Argüello. Incluso, retrasó una media hora su llegada –este Papa es un obseso de la puntualidad- para intentar permitir que el líder neocatecumenal concluyera su speech. Pero eso, como muchos, sabemos, es prácticamente imposible. Y muchos vimos la paciencia demostrada por el Obispo de Roma.

Finalmente, las palabras.
 Corremos el riesgo, tirios y troyanos, en quedarnos “sólo” en los gestos del Papa. Absolutamente relevantes, y todos ellos con magro significado. También sus palabras. Y las que dirigió a los kikos lo fueron. Una lectura sosegada del discurso nos permite entrever que, junto a la alabanza (muy clara y precisa: “La Iglesia os está agradecida por vuestra generosidad. Os doy las gracias por todo lo que hacéis en la Iglesia y en el mundo”), Francisco trazó de forma muy precisa las “líneas rojas” que el Camino Neocatecumenal no debe traspasar si quiere seguir formando parte de una Iglesia en la que debemos caber todos. Sin capillitas excluyentes que no llevan a ningún lado.
Con unas frases, cómo él dijo, “a modo de recomendaciones”. A saber: “Tener el máximo cuidado por construir y conservar la comunión dentro de las Iglesias particulares en las que iréis a trabajar”. Porque “la comunión es esencial; a veces sucede, a veces puede ser mejor renunciar a vivir en todos los detalles lo que vuestro itinerario exigiría, con tal de garantizar la unidad entre los hermanos que forman la única comunidad eclesial, de la que siempre debéis sentiros parte”. Más claro, el agua: nada de exclusividades, de guettos, de barreras a los hermanos de la comunidad cristiana (de la”cristiana”, no sólo de la “kika”).
Otra más: “Allí donde vayáis, os hará bien pensar que el Espíritu de Dios llega siempre antes que nosotros. Esto es importante. ¡El Señor siempre nos precede!” De ahí, “brota la necesidad de una especial atención al contexto cultural en el que vosotras, familias, iréis a trabajar (…) Mucho más importante será vuestro compromiso para ‘aprender’”.
Y, finalmente, y dada la exigencia del Camino, una petición de “paciencia y misericordia por parte de la comunidad”. Con palabras muy claras: “La libertad de cada uno no debe ser forzada, y se debe respetar la eventual elección de quien decidiera buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que le ayuden a crecer en la respuesta a la llamada del Señor”. Esto es: amor y comprensión en lugar de segar la tierra bajo los pies del que “abandona”.
En suma: un evidente espaldarazo al Camino Neocatecumenal, y unas no menos evidentes advertencias sobre el abuso de una liturgia excesivamente controladora y excluyente. Algo así como si el Papa hubiera dicho a los kikos: “Sí, pero así”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario