miércoles, 11 de abril de 2012

Verdaderamente ha resucitado el Señor |

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Mensaje del Obispo de Tarazona
para la Pascua 2012

Queridos hermanos y amigos:

En este Domingo de Pascua sean mis primeras palabras la sincera felicitación por el gozo de la Resurrección del Señor.

En este día la Iglesia se alegra por el triunfo de su Señor. Él ha vencido la muerte y el pecado con su Cruz y una nueva esperanza se abre para toda la humanidad. En nuestro horizonte vital sabemos por la fe que no estamos llamadas al fracaso o a la muerte, la vida y la resurrección es lo que nos espera al final del camino.

Si hoy confesamos que Jesús ha resucitado y por lo tanto está vivo, ¿quién podrá jamás separarnos de Él? ¿Quién podrá privarnos de su amor que ha vencido al odio y ha derrotado la muerte?

Por ello, el anuncio de esta victoria, el anuncio de la Pascua, se propaga por el mundo con el jubiloso canto del aleluya. Lo cantamos con la boca pero, sobre todo, lo debemos cantar con el corazón y con la vida, con un estilo de vida nuevo, simple, humilde, y fecundo de buenas obras. «Surrexit Christus spes mea: precedet vos in Galileam» (¡Resucitó mi esperanza! Os precede en Galilea, el Señor allí aguarda). El Resucitado nos precede y nos acompaña por las vías del mundo. Él es nuestra esperanza, Él es la verdadera paz del mundo.

La Pascua del Señor es también un impulso para anunciar la Buena Noticia. Tras la Resurrección los discípulos comprenden todo lo que el Maestro ha dicho y ha hecho, y son impulsados a transmitir al mundo entero la alegría de la salvación que transformará los corazones.

También nosotros ahora, estamos llamados a esta inmensa labor. La Iglesia y cada cristiano es consciente siempre del reto de una nueva evangelización. Por ello, la Pascua es cada año un recordatorio de que nuestra misión de anunciar el Evangelio sigue siendo el mandato que Jesús nos confía.

Para ello debemos dar pasos para fortalecer la vida cristiana, consolidar la comunión, promover la participación de todos en la vida y misión de la Iglesia, intensificar la solidaridad con los pobres y los que sufren y difundir la doctrina social de la Iglesia y, finalmente, impulsar la acción misionera de nuestra diócesis que haga llegar a todos a Jesucristo, como gran esperanza para todos.

Evangelizar quiere decir: mostrar este camino - enseñar el arte de vivir. Jesús dice al comenzar su vida pública: Él me ha ungido para llevar las buenas nuevas a los pobres (Lc 4, 18); y esto quiere decir: Yo tengo la respuesta a vuestra pregunta fundamental; os enseño el camino de la vida, el camino de la felicidad, mejor dicho: Yo soy ese camino.

¡Feliz Pascua a todos vosotros! con mi afecto y bendición.

† Eusebio Hernández Sola, OAR
Obispo de Tarazona

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