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El Papa no quiere un 'partido católico'
Colectivos católicos se manifiestan contra Zapatero (2005) y Rajoy (2014).Colectivos católicos se manifiestan contra Zapatero (2005) y Rajoy (2014). / EFE
Sí defiende que los cristianos deben involucrarse en política aunque "se ensucien un poco"
Pedro Ontoso
arca de noé
6 mayo 201500:15
El Papa Francisco se ha mostrado contrario a la creación de un partido que lleve el sello de 'católico', si bien ha defendido que los fieles se metan en política. El Pontífice fijó esa posición, de una manera improvisada y dejando a un lado el discurso oficial, en el transcurso de un encuentro en Roma con jóvenes de la Comunidad de Vida Cristiana y de la Liga Misionera de Estudiantes, grupos de espiritualidad ignaciana. En España, el debate sobre la creación de un partido católico lo zanjó el cardenal Tarancón tras la muerte de Franco, lo que le valió una reprimenda de Juan Pablo II.
El Aula Pablo VI, un Papa que dignificó el ejercicio de la política al servicio del bien común, fue el escenario del diálogo de Francisco con los jóvenes, que le plantearon cómo tendría que ser el compromiso de los cristianos en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Jorge Mario Bergoglio no lo dudó ni un segundo: sí hay que mojarse, pero sin siglas. "Se escucha ¡Nosotros debemos fundar un partido político! Ese no es el camino. La Iglesia es la comunidad de cristianos que adora al padre, va en la senda del hijo y recibe el don del Espíritu Santo. No es un partido político. No, no decimos partido, sino ... un partido sólo de católicos: no sirve y no tendrá capacidad de convocatoria, porque hará aquello para lo que no ha sido llamado", contestó.
Y abundó más: "Pero ¿un católico puede hacer política? ¡Debe!. Pero, ¿un católico debe involucrarse en política? ¡Debe!" El Papa se preguntó y se respondió a sí mismo, antes de bajar a la realidad de la política, anticipándose a nuevos interrogantes. "Pero hacer política no es fácil, porque en este mundo corrupto... finalmente no puedes salir adelante", prosiguió en un autodiálogo. "¿Que me quieres decir, que hacer política es un poco martirio?. Sí, es una forma de martirio". Francisco insistió en que trabajar en la política es un "martirio cotidiano, porque busca el bien común sin dejarse corromper", pero, aún así, defendió el ejercicio de la cosa pública tanto en la pequeña como en la gran política.
El Papa justificó que es difícil hacer el bien en la sociedad "sin ensuciarse un poco las manos y el corazón". Y reconoció que en la Iglesia también existe corrupción porque "el diablo la siembra, como también se da en la política y en otros campos y en otros trabajos que deberían ser servicio y terminan convirtiéndose en negocio. Pero no hay que dejar que nos roben la esperanza". Cerró su intervención con un llamamiento claro: "Yo, católico, ¿miro desde el balcón?. ¿No se puede mirar desde el balcón? ¡Involúcrate ahí!", inquirió.
La democracia cristiana italiana
El rechazo del Papa a un partido de cuño católico tiene una lectura inmediata en la propia Italia donde existe una larga tradición de partidos democristianos, aunque con distintas particularidades, y de líderes católicos. La democracia cristiana siempre había sido el partido de los católicos, aunque ahora no es así. Además, en su seno también había mucho corrupto, lo cual ensuciaba la labor que en otros ambientes realizaba la Iglesia.
Cuando en noviembre de 2011 Mario Monti se hizo cargo de un Gobierno de emergencia nacional en Italia, muchos analistas destacaron el sello católico de aquel Ejecutivo con figuras como Andrea Ricardi, responsable de la Comunidad San Egidio, o Lorenzo Omaghi, rector entonces de la Universidad Católica del Sacro Cuore, y miembro del Consejo de Administración del 'Avvenire', el periódico de los obispos. El propio Tarcisio Bertone, entonces poderoso secretario de Estado del Vaticano, saludó el Gabinete con un sonoro "¡Que bella squadra!"
En España, el cardenal Tarancón zanjó el debate sobre la creación de un partido con sello católico tras la muerte de Franco
En España fue el cardenal Tarancón quien frenó la idea de crear un partido confesional en aquellos tiempos de peso e influencia de la Asociación Católica de Propagandistas. El Papa lo acaba de rechazar ahora en el Aula Pablo VI, el Pontífice que nombró cardenal a Tarancón en abril de 1969 para pilotar el desenganche de la Iglesia del régimen franquista. El analista Enric Juliana contó en una columna que cuando el jefe de la Iglesia española viajó a Roma, en mayo de 1982, para presentar la preceptiva renuncia al cumplir los 75 años, Juan Pablo II le reprochó aquella misión. "Usted será el responsable de que el catolicismo retroceda en España", le espetó.
El modelo polaco
Las relaciones entre el Papa y Tarancón no eran las mejores. Al Pontífice no le había gustado que se aprobara una Constitución laica en 1978 y así se lo hizo saber pronto al cardenal. Le responsabilizaba de haber dilapidado la herencia de la tradición católica española, una 'línea Maginot' frente al comunismo. A Karol Wojtyla le gustaba el modelo polaco, incluido el confesionalismo sindical. Patrocinó al sindicato Solidaridad, liderado por Lech Walesa, contra la dictadura comunista del general Jaruzelski, que gobernaba en la órbita de la Unión Soviética.
Hace bien poco, los sectores más intregristas del catolicismo español, nostálgicos de otros tiempos, intentaron reabrir el debate de constituir un partido católico con la llegada del PSOE a La Moncloa, al que se acusaba de un laicismo agresivo. Pero la iniciativa no tuvo recorrido. Los movimientos católicos conservadores han salido a la calle para manifestarse, primero contra el PSOE, pero ahora también contra el PP, al considerar que han legislado contra la familia o en detrimento de la educación. El presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, no está en la línea de salir tras la pancarta. Tampoco el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que ha dado carpetazo a las concentraciones de Colón, para disgusto de Kiko Arguello, líder del Camino Neocatecumenal.
Sí que hay cristianos en los partidos políticos: los hay en el PP, en el PSOE –organizados como Cristianos Socialistas–, en IU, en Podemos, en CiU, en el PNV o en la izquierda abertzale. Pero tampoco eso significa que todos trabajen por el bien común. Hay ovejas negras que han trabajado para sus propios intereses y se han enriquecido de manera ilícita. Una cosa es bajar al barro para batirse el cobre por un país mejor y más igualitario y otra muy distinta ensuciarse con una corrupción que apesta
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